Reseña por Isabel Cebrián


Sin entrar en el porqué de la necesidad de antologías que reúnan a las mujeres más representativas de la novela gráfica española, que escasamente asoman en otros proyectos colectivos, la juventud de la mayoría de las autoras, o el significado de la creación colectiva de mujeres, y de iniciativas de visibilización que caminan a la par de estos proyectos, como festivales o asociaciones de autoras, la llegada de ‘Enjambre‘ (Norma Editorial) a las manos de los lectores es en si misma una gran noticia.

Incluso a quienes ya hemos interiorizado la priorización de la lectura de obras escritas por mujeres -como para romper esa inercia que nos lleva a medios, crítica y libreros a dar mayor relevancia a los autores masculinos, más allá de su calidad- nos agrada, digo, encontrar en este volumen editado por Norma la confirmación del despunte de algunas autoras, y la oportunidad de descubrir entre sus 17 historietas y dos relatos ilustrados a otras autoras que todavía no conocíamos. ‘Enjambre’ también confirma una intuición: la de que la creación femenina en España está en estado de efervescencia.

Si, como afirman, las autoras han tenido libertad total para elegir los temas, y por mucho que a una también le entren ganas de disparar ante preguntas cómo «¿Aún queda mucho por hacer?» o «¿Hay una típica sensibilidad femenina?», cuesta no responder afirmativamente tanto a una como a otra pregunta. La de lo que queda por hacer, podemos dejarla, por obvia, para otro momento. Pero si tenemos que hablar de «sensibilidad» o mejor, de subjetividad femenina, lo que estas páginas evidencian es que, cuando son las ellas las que toman el lápiz, es la representación de nosotras mismas la que entra en juego, y la que contribuye a enriquecer este relativamente nuevo campo de la novela gráfica con representaciones de mujeres en el papel de heroínas o protagonistas de historietas de los más diversos géneros, un imaginario rico, propio y alejado de estereotipos.

La variedad y la calidad gráfica, criterios que la coordinadora de esta antología, Susanna Martin, ha usado para la selección de autoras, nos brinda una obra desigual -algo inevitable en toda recopilación heterogénea- y que como hemos dicho, confirma algunas trayectorias. Yo me quedo con la brillante ‘La conferencia’ de Ana Galvañ, que se cuestiona la manipulación y el sometimiento del lenguaje, igual que Cristina Durán se cuestiona el orden del trabajo y la crisis de los cuidados desde su ‘Obreras’. Atrapa desde la portada el estilo gráfico de María Herreros, que continúa dando muestras de su personalidad -recomiendo leer ‘Negro viuda, rojo puta‘ editado por Ultrarradio, para hacer boca antes de que podamos leer una historia más larga de esta autora; también por el dibujo ganan la mano Sonia Pulido o Clara Tanit; Mamen Moreu nos enseña un anticipo de lo que puede ser ‘Resaca‘ y Lola Lorente, una escena de su futuro cómic ‘La alumna‘; también vemos interesantes evoluciones como la de Miriam Persand -su recorrido desde ‘Animal Party‘ hasta esta ‘Domingo‘ promete si sigue caminando a ese ritmo.

Como en todas las antologías, ni están todas las que son ni son todas las que están, y se echan de menos autoras igualmente incipientes o consolidadas, de las que en los últimos meses hemos visto trabajos de gran calidad. Hablo de Cristina Daura o Clara Soriano, por poner dos ejemplos. La aparición de ‘Todas putas‘ en las librerías -una adaptación de relatos de Hernan Migoya que, si bien nos resta la oportunidad de ver a las autoras trabajando temas propios, pondrá sobre la mesa otras habilidades narrativas y gráficas- parece salir en el momento justo para completar un panorama de autoras que es sólo la antesala de un brillante periodo creativo.

‘Enjambre’, editado por Norma Editorial, cuenta con obras de Ana Galvañ, Srta. M, Sonia Pulido, Lola Lorente, Míriam Muñoz, Txus García, Gally, Paulapé, María Castrejón, Susanna Martín, Pupi Herrera, Clara -Tanit Arqué, Mamen Moreu, Elisa McCausland, Alejandra Alarcón, Ana García, Raquel GU, Lydia Sánchez, MP5, Carla Berrocal, María Herreros y Cristina Durán